VALORAR LO SENCILLO.
Cuando somos capaces de valorar lo sencillo y lo pequeño es cuando nos convertimos en sabios.
Sabio no es aquel que sabe mucho sino el que es capaz de descubrir la grandeza en lo pequeño.
Sabio no es aquel que afirma con contundencia lo que sabe, sino el que reconoce humildemente lo mucho que le queda por aprender.