SUSCITAR PREGUNTAS PROFUNDAS.
En el tiempo en el que vivimos, una época tremendamente cambiante y con una sensación de vacío en sus raíces, donde las "grandes ideas globales" y los modelos de identificación, las grandes teorías y planteamientos de comprensión han caído en gran medida.
Además, van surgiendo sin excusas posturas que rayan en el individualismo, el narcisismo, la autoafirmación sin referencia al grupo y a los otros, la falta de utopías, la insolidaridad, el rechazo hacia lo religioso como algo alienante que aleja al ser humano de su dimensión más humana, el desprecio hacia el futuro y la reacción hacia objetivos a largo plazo, el apego hacia las apariencias y la moda, la competencia cada vez más despiadada y el dominio casi exclusivo de la máquina, el afianzamiento de la economía de mercado y la comprensión de las desigualdades como algo necesario e imposible de solucionar, el ocio como reclamo necesario frente a toda exigencia y sacrificio, el culto al dinero y al poder como las únicas realidades seguras de cimentar una vida sin grandes creencias y planteamientos racionales de lucha... En definitiva, una sensación de cambio vertiginoso que van dejando a muchos hombre y mujeres en la "cuneta del desequilibrio y el desajuste emocional". Y es entonces, saliendo de su propio silencio, cuando brota, aunque quieran encarcelarla, la pregunta más radical de la propia existencia del hombre:"¿Qué es el hombre? ¿Hay diferencia cualitativa entre el hombre y el resto de los animales?
Además, van surgiendo sin excusas posturas que rayan en el individualismo, el narcisismo, la autoafirmación sin referencia al grupo y a los otros, la falta de utopías, la insolidaridad, el rechazo hacia lo religioso como algo alienante que aleja al ser humano de su dimensión más humana, el desprecio hacia el futuro y la reacción hacia objetivos a largo plazo, el apego hacia las apariencias y la moda, la competencia cada vez más despiadada y el dominio casi exclusivo de la máquina, el afianzamiento de la economía de mercado y la comprensión de las desigualdades como algo necesario e imposible de solucionar, el ocio como reclamo necesario frente a toda exigencia y sacrificio, el culto al dinero y al poder como las únicas realidades seguras de cimentar una vida sin grandes creencias y planteamientos racionales de lucha... En definitiva, una sensación de cambio vertiginoso que van dejando a muchos hombre y mujeres en la "cuneta del desequilibrio y el desajuste emocional". Y es entonces, saliendo de su propio silencio, cuando brota, aunque quieran encarcelarla, la pregunta más radical de la propia existencia del hombre:"¿Qué es el hombre? ¿Hay diferencia cualitativa entre el hombre y el resto de los animales?
El ser humano es un "animal generador de cultura" con capacidad de pensar y estrategias para aprender ante situaciones nuevas que van allá de su registro genético y el animal que ha recibido el "don de amar y ser amado". Pero sobre todo, el ser humano es el "animal que se interroga", un interrogante que camina por la vida.
El ser humano es una pregunta que brota en cualquier momento existencial y surge el tan inquietante ¿por qué?: ¿Por qué existe el mal? ¿Por qué estoy aquí en el mundo? ¿Qué hay más allá de la muerte? ¿Por qué existe el ser y no la nada? ¿Qué es el ser humano? ¿De dónde venimos? ¿Adónde voy? ¿Dónde alcanzar la auténtica felicidad?....
El ser humano es una pregunta que brota en cualquier momento existencial y surge el tan inquietante ¿por qué?: ¿Por qué existe el mal? ¿Por qué estoy aquí en el mundo? ¿Qué hay más allá de la muerte? ¿Por qué existe el ser y no la nada? ¿Qué es el ser humano? ¿De dónde venimos? ¿Adónde voy? ¿Dónde alcanzar la auténtica felicidad?....
Lo importante debe ser suscitar preguntas últimas e interrogantes profundos, que ayuden a superar posturas superficiales, pragmáticas y evasivas.
Lo que realmente hará más humano al ser humano es germinar preguntas existenciales, que hagan más poco "satisfecha" la vida social y personal, mirando no tan complacientes los criterios de moda y de la cultura dominante.
Séneca afirmaba que "no puedo decirte quiénes me irritan más, si los que quieren que no sepamos nada o los que ni siquiera nos dejan ignorar", y bien sabemos por experiencia propia que la vida posee ciertas incógnitas que ni el estudio ni el razonamiento, ni la experimentación ni las más grandes sabidurías humanas pueden desvelar. Y el ser humano tiene derecho a que nadie, en nombre de ningún poder ni autoridad científica, quiera desvelárselo.
Lo que realmente hará más humano al ser humano es germinar preguntas existenciales, que hagan más poco "satisfecha" la vida social y personal, mirando no tan complacientes los criterios de moda y de la cultura dominante.
Séneca afirmaba que "no puedo decirte quiénes me irritan más, si los que quieren que no sepamos nada o los que ni siquiera nos dejan ignorar", y bien sabemos por experiencia propia que la vida posee ciertas incógnitas que ni el estudio ni el razonamiento, ni la experimentación ni las más grandes sabidurías humanas pueden desvelar. Y el ser humano tiene derecho a que nadie, en nombre de ningún poder ni autoridad científica, quiera desvelárselo.