EL ARTÍCULO SEGUNDO DE LA DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS.
Medita en este día el artículo segundo de la declaración universal de los derechos humanos, verdadera carta de una humanidad redimida y liberada: “Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición”.
¡Qué lejos quedan de esta declaración universal la multitud de posturas condenatorias que se prodigan en nuestro planeta, vinculadas a la xenofobia, al racismo, a la violencia, a la injusticia y a la guerra!
¡Qué gran don los derechos humanos para los hombres y mujeres de hoy, hechos con lágrimas y sangre de antaño!
¡Qué lejos quedan de esta declaración universal la multitud de posturas condenatorias que se prodigan en nuestro planeta, vinculadas a la xenofobia, al racismo, a la violencia, a la injusticia y a la guerra!
¡Qué gran don los derechos humanos para los hombres y mujeres de hoy, hechos con lágrimas y sangre de antaño!