El día 8 de
Marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer con el lema "Por un
mundo digital inclusivo: Innovación y tecnología para la igualdad de género".
Desde el 1911 se celebra el Día de la mujer
trabajadora, si bien en el 1975 la Asamblea General de las Naciones Unidas
estableció el día 8 de Marzo como el Día Internacional de la Mujer.
El
Día Internacional de la Mujer conmemora las reivindicaciones justas de la
participación de la mujer en la sociedad y en su desarrollo integral, en un
plano de igualdad con el hombre. Además explorará los efectos de la brecha digital de género en el crecimiento
de las desigualdades sociales y económicas. También pondrá de relieve la
importancia de proteger los derechos de las mujeres y las niñas en los espacios
digitales y de abordar la violencia de género en línea y la facilitada por las
nuevas tecnologías de la comunicación.
Esta fecha fue
elegida para conmemorar dos huelgas de trabajadoras que, en principio,
ocurrieron un 8 de marzo. Una se produjo en 1857 y la otra en 1908.
La huelga del 1857 la
protagonizaron las mujeres trabajadoras de una fábrica textil de Nueva York.
Organizaron una marcha por la ciudad para reivindicar sus derechos, pero fueron
reprendidas por parte de la policía.
La
huelga del 1908 la protagonizaron 40.000 costureras de muchas grandes fábricas
de Estados Unidos. Reclamaban la igualdad de derechos, además de otras
reivindicaciones. En una de las fábricas, Cotton Textil Factory, en
Washington Square, ocurrió una gran tragedia. Los dueños de la empresa cerraron
las puertas de las fábricas donde se encontraban las mujeres, y se produjo un
incendio en el que murieron 120 mujeres.
La valoración de la mujer como un ser humano auténtico con sus derechos y deberes en la sociedad, igual que el hombre, se ha convertido en uno de los más grandes logros de la sociedad occidental. Además, la incorporación en puestos de responsabilidad en la vida pública y social es uno de los grandes triunfos de la mujer en la sociedad, más allá de su puesto tradicional en el hogar como ama de casa, esposa y madre.
La relación de Jesús de Nazaret con las mujeres tienen una importancia
capital en los evangelios. Jesús nace de una mujer, tuvo numerosas
interacciones con las mujeres, y fue visto primero por algunas mujeres después
de la resurrección, y encarga a mujeres que fueron a decir a sus discípulos que
había resucitado.
Los evangelios mencionan a menudo a Jesús hablando con mujeres pública y
abiertamente en contra de las normas sociales de la época. También, desde el
principio, las discípulas judías, (María Magdalena, Juana, Salomé, Susana,
María Cleofás..), acompañan a Jesús durante su ministerio y lo apoyan cono sus
propios medios.
En los evangelios se narran varios casos en los que Jesús se acerca a
mujeres: se fija en ellas, reconoce su necesidad y las dignifica con sus
palabras y con sus hechos.
La dignidad y la
igualdad de la mujer en relación al hombre se consideran en nuestra cultura
occidental, también a los ojos de la iglesia católica, impulsada por el
Concilio Vaticano II, una conquista y un “signo de los tiempos”, y un
crecimiento proceso para alcanzar la igualdad de género y el empoderamiento de
todas las mujeres y niñas.
En la Clausura del
Concilio Vaticano II, el 8 de Diciembre del 1965, se lanzó un precioso mensaje
a las Mujeres que aún conserva su actualidad:
"Y ahora es a vosotras a las que
nos dirigimos, mujeres de todas las condiciones, hijas, esposas, madres y
viudas; a vosotras también, vírgenes consagradas y mujeres solas. Sois la mitad
de la inmensa familia humana.
La Iglesia está orgullosa, vosotras lo
sabéis, de haber elevado y liberado a la mujer, de haber hecho resplandecer, en
el curso de los siglos, dentro de la diversidad de los caracteres, su innata
igualdad con el hombre.
Pero llega la hora, ha llegado la hora en
que la vocación de la mujer se cumple en plenitud, la hora en que la mujer
adquiere en el mundo una influencia, un peso, un poder jamás alcanzado hasta
ahora.
Por eso, en este momento en que la
humanidad conoce una mutación tan profunda, las mujeres llenas del espíritu del
Evangelio pueden ayudar tanto a que la humanidad no decaiga.
Vosotras, las mujeres, tenéis siempre como
misión la guarda del hogar, el amor a las fuentes de la vida, el sentido de la
cuna. Estáis presentes en el misterio de la vida que comienza. Consoláis en la
partida de la muerte. Nuestra técnica corre el riesgo de convertirse en
inhumana. Reconciliad a los hombres con la vida. Y, sobre todo, velad, os lo
suplicamos, por el porvenir de nuestra especie. Detened la mano del hombre que
en un momento de locura intentase destruir la civilización humana.
Esposas, madres de familia, primeras
educadores del género humano en el secreto de los hogares, transmitid a
vuestros hijos y a vuestras hijas las tradiciones de vuestros padres, al mismo
tiempo que los preparáis para el porvenir insondable. Acordaos siempre de que
una madre pertenece, por sus hijos, a ese porvenir que ella no verá
probablemente.
Y vosotras también, mujeres solitarias,
sabed que podéis cumplir toda vuestra vocación de entrega. La sociedad os llama
por todas partes. Y las mismas familias no pueden vivir sin la ayuda de
aquellas que no tienen familia.
Vosotras, sobre todo, vírgenes
consagradas, en un mundo donde el egoísmo y la búsqueda de placeres quisieran
hacer la ley, sed guardianes de la pureza, del desinterés, de la piedad. Jesús,
que dio al amor conyugal toda su plenitud, exaltó también el renunciamiento a
ese amor humano cuando se hace por el Amor infinito y por el servicio a todos.
Mujeres que sufrís, en fin, que os
mantenéis firmes bajo la cruz a imagen de María; vosotras, que tan a menudo, en
el curso de la historia, habéis dado a los hombres la fuerza para luchar hasta
el fin, para dar testimonio hasta el martirio, ayudadlos una vez más a
conservar la audacia de las grandes empresas, al mismo tiempo que la paciencia
y el sentido de los comienzos humildes.
Mujeres, vosotras, que sabéis hacer la
verdad dulce, tierna, accesible, dedicaos a hacer penetrar el espíritu de este
Concilio en las instituciones, las escuelas, los hogares, y en la vida de cada
día.
Mujeres del universo todo, cristianas o no
creyentes, a quienes os está confiada la vida en este momento tan grave de la
historia, a vosotras toca salvar la paz del mundo".
La mujer, en este tiempo, ha conseguido una importancia y una
mayor participación en la vida social y pública. Su presencia es cada vez más
creciente en el ámbito económico, político, laboral y, cómo no, en el
apostolado de la Iglesia.
La promoción social y las reivindicaciones justas de la mujer en el ámbito social no deben impedir su mejora en el hogar y su papel como madres, que necesita de manera apremiante ser replanteada en nuestra cultura occidental.
El derecho
de la mujer a su dignidad conlleva que no se le impida tener acceso a una
educación y a una cultura iguales a las que se conceden al hombre. Además, en
las reivindicaciones legítimas, la mujer reclama la igualdad de derecho y de
hecho con el hombre.
Estas manifestaciones del Papa San Pablo VI dan por fundamentado la
propia dinámica de lucha por asegurar el derecho y la igualdad de la mujer en la Iglesia y en la sociedad, si bien aún queda
mucho camino por recorrer y muchos muros que destruir.
CANAL DE FRANCISCO BAENA CALVO EN YOUTUBE
No hay comentarios:
Publicar un comentario